Las tardes de invierno son perfectas para pasear por Buenos Aires. Los sábados me encanta salir bien abrigada, caminar y tomar una rica merienda en algún lugar copado.
El sábado pasado estuve por la imponente Biblioteca nacional y usé una campera estilo universitaria de Adidas muy ochentosa. La combiné con una remera negra, jeans tiro alto y borcegos: cómoda y sobre todo, abrigada.
 La arquitectura brutalista de la biblioteca es lo más: se comenzó a idear en 1971 por Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga, aunque se terminó inaugurando en 1992.
En ese lugar se ubicaba la residencia presidencial, el Palacio Unzué, que fue demolido por orden de la  dictadura llamada Revolución Libertadora en 1955.
Leyendo un poco, encontré que los depósitos fueron ubicados bajo tierra con el fin de proteger a los libros del efecto nocivo de la luz. Además, si se querían expandir, se podía hacer sin problemas con excavaciones sin reformar el edificio.