Rio de Janeiro es una ciudad que me sorprendió mucho. Tuve la oportunidad para conocerla hace unos pocos días y al toque me entendí perfectamente con su movimiento. Por eso,  decidí armar esta mini guía para lo que todavía no fueron y quieren saber un poco más en detalle qué cosas se pueden hacer y cómo.
Cómo trasladarse por Río: lo primero que te cuenta la gente cuando le decís que vas a la ciudad Carioca es que tengas mucho cuidado con la seguridad. Obvio que siendo argentinos, lamentablemente ya estamos bastante acostumbrados al respecto, así que nos pudimos manejar súper bien. Ni bien salimos del Aeropuerto Galeao, tipo 9 de la noche, nos tomamos unos micros azul oscuro que te llevan las valijas abajo y nos salieron 14 reales. Este transporte público recorre varios puntos importantes de Río y llega hasta Copacabana, donde se alojan casi todos los turistas.
Cuando salíamos del hotel, a toda hora, veíamos a los turistas subirse a taxis. La verdad es que los colectivos son una gran opción para manejarse por la ciudad e ir a todos los puntos turísticos. Hay muchas líneas y a veces es desesperante no encontrar la que estás buscando, pero con preguntas y un buen mapa, indispensable, todo se arregla.

Los colectivos usan tarjeta pero además se puede pagar en efectivo una tarifa única. Todos tienen aire acondicionado, a veces demasiado alto, y están súper limpios. No tengan miedo en usarlos porque son geniales, posta.
Otra gran opción, para ir al centro y a el estadio Maracaná, es el subte, que se extiende desde Copacabana y también, son limpios y son seguros. Sólo tomamos taxis un par de veces de noche. Caminar es indispensable para distancias no tan largas.



 La gente y la ciudad: como adelanté en el punto anterior, la verdad es que Río me pareció fantástica. La parte turística está llena de policías y nunca vi ningún movimiento extraño. De noche salimos un par de veces a cenar caminando desde el hotel a los barcitos que estaban cerca y la noche del sábado fuimos a Lapa, la zona en donde salen los habitantes de la ciudad. También, súper tranquilo y muy alegre. Los chicos se reúnen en las calles, justo en las puertas de los bares y toman tragos sin ningún tipo de problemas.

ESTADIO MARACANÁ
Las personas del lugar son muy predispuestas y alegres. Mas allá de ser turistas y saber que uno ve siempre mejor el extranjero, debo admitir que la gente no se notaba violenta. No había gritos ni bocinazos, ni prepotencia como se suele ver en las calles de Buenos Aires.
Si leen este blog segurante les guste la moda. Recorran los shoppings de Leblon (ver más adelante) y Barra de Tijuca que están las firmas más importantes del mundo. Además, les cuento que las chicas cariocas no usan las plataformas gigantes que usamos acá. Así que si van, pueden optar por las sandalias bajas y van a estar re bien.
Siendo mujer, nunca noté que algún hombre me mire de manera incómoda y que alguien me diga algo por la calle, cosa que me sorprendió muchísimo.
VISTA PANORÁMICA DESDE EL MORRO DE URCA, ANTES DE SUBIR AL PAN DE AZÚCAR
La comida: un gran tema. En Río hay muy pocas opciones saludables. ¡Todo es taaaan rico! Las ensaladas brillan por su ausencia. Las comidas están conformadas por arroz, carnes como el pollo (frango, como se le dice ahí), quesos y fritos. Los tostados mixtos, las rabas, los camarones y los alimentos rebozados son los más pedidos. Lo bueno es que en la calle hay muchos barcitos de comidas rápidas que preparan jugos (zucos) de tooodas las frutas que te imagines: maracuya, frutilla, uva, ananá (abacaxi) y durazno, por nombrar algunos. También se pide mucho el Acaí, que es una especie de helado bien oscuro y %100 natural compuesto por una fruta del Amazonas. No engorda nada y tiene muchos beneficios. Lo que sí engorda mucho son los panes de queso: están en todos lados y hasta hay un local que se llama «La casa do pao de queijo». ¡Qué ricos!
Los imprescinbibles de Río: en pocos días se puede recorrer sin problemas. Mi lugar favorito sin dudas fue el Pan de Azúcar. Realmente me sorprendió porque no le había puesto tantas fichas. Sale al rededor de 60 reales y te suben en el bondinho, una aerosilla gigante, en la que entran más de 50 personas. Primero para en el morro más pequeño, el de Urca. Ahí la vista panorámica ya es increíble. Te podés quedar todo lo que quieras en ese lugar y también en la segunda parada: el gran Pan de Azúcar. Desde esos dos morros la vista es realmente emocionante y el lugar está muy bien preparado para los turistas. Además, hay lugares para comer y merendar. 
También es clave ir al Estadio Maracaná. Nosotros fuimos en subte y tardamos aproximadamnente 40 minutos. El lugar ofrece visitas para todos los bolsillos. Elegimos la completa, en la que conocés todos los lugares impotantes del estadio como los palcos, los vestuarios con las camisetas de los jugadores más importantes, la sala de precalentamiento y los bancos de suplentes con un guía. La visita dura una hora y es muy emocionante.
DENTRO DEL ESTADIO MARACANÁ
Las playas son un punto demasiado interesante. La de Copacabana es la mejor. Amplia, limpia, con arena increíble y agua cálida, pero con olas fuertes. Nunca hay demasiada gente, ni siquiera los domingos soleados. La cantidad de personas que concurre es la justa, no molestan pero a la vez hacen compañía. Obvio, venden de todo, las Caipirinhas, ay ♥, y todas las noches baja un grupo de gente a limpiar la arena. También hay que ir a Ipanema y Leblon, obvio caminando, así conocen bien. Son otros puntos turísticos claves de la ciudad y muchos más exclusivos que Copacabana.
También fuimos a Barra de Tijuca, que es lejos en colectivo pero si están dispuestos a viajar una hora de ida y otra de vuelta, vale la pena. Nos bajamos en la playa y caminamos hacia el shopping Village Mall que, además de las mejores firmas del mundo, tiene un Forever 21 con muy buenos precios. La zona es bastante extraña, pero muy exclusiva: está casi desierta, llena de complejos privados y autos y los días de calor es casi imposible caminar por ahí.
Otro punto indispensable es obviamente, el Cristo. Me pareció muy desorganizada la llegada al lugar: una vez que arribas a la base del Corcovado, te suben a una combi (que sale 25 reales) o un Trenzinho (que sale 35 y sale cada 4 horas aproximadamente). Luego, te dejan en un mirador desde el que se ve el Cristo bastante bien. Una vez que viste eso, te vuelven a subir a la combi hasta otra base. Ahí recién pagás la entrada y luego de una filita de 15-20 minutos te suben en otras combis, ahora estatales, hasta el Cristo. La vista de todo Río es increíble, pero hay mucha gente en el lugar y no podés disfrutar mucho. Imagínense la cantidad de selfies y fotos que se sacan todos con los brazos abiertos, uffff.
También fuimos a conocer la escalera del artista Selarón en el barrio bohemio de Santa Teresa. Una vez que subimos los más de 200 escalones llenos de azulejos de todo el mundo, recorrimos el barrio que, aunque canse subir y bajar sus calles, es tan pintoresco y silencioso que vale la pena. ¡Hay cientos de sectores para fotografiar!
Si fueron, los invito a que me cuenten su opinión y si planean ir, ¡disfruten mucho!

En el próximo post les cuento sobre Buzios.

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