Si hay algo además de toooodas las cosas que cambian cuando ya estás -bastante- entrado en los veintes es tu forma de consumir.

Una vez que pasás los 25 y comenzás a dejar la adolescencia (nooo!) gastás tu plata de otra forma.
A ver si no te pasó todo lo que voy a contar, ¡te aseguro que sí!
1. Comprás menos
A pesar de que ya tenés un sueldo para vos, que sale de un trabajo formal, destinás una poquísima parte de tu dinero a la ropa a los accesorios.
Cada vez me doy cuenta de que compro menos e intento tener un guardarropas más chico y más efectivo. Eso de ver qué me pongo y recorrer la mirada por decenas y decenas de posibilidades, ¡cansa! Además, sumale que si te mudás solo, te termina seduciendo más un artículo de bazar que un vestidito… ¡ay!

2. Comprás mejor
Mientras que antes elegías ítems súper protagonistas y llenos de estampas, ahora te inclinás por las prendas clásicas, lisas y que «vayan con todo». 
Nadie quiere tener una chaqueta que sólo podés usar una vez al año. ¡Mejor tener una buena campera de denim que sea comodín para cualquier outfit!
Además, invertís en calidad: un buen par de sandalias es mejor que tres zapatos que te arruinen los pies. 

3. Comprás apurado
¿Tenés un cumpleaños y querés estrenar una prenda? Vas a comprar apuradísima entre el hueco que te queda entre el trabajo y el gym. Antes, pasabas todos los sábados paseando con amigas y comprando lo primero que se te cruzaba.

4. Elegís otras tiendas
Admito que antes no podía entrar a Zara, ¡me aburría! mientras todas mis conocidas bloggers elegían sus prendas ahí, yo iba corriendo a Complot a hacerme de todos los ítems de temporada. En mi último viaje descubrí los locales de Zara (mucho mejores que los de Buenos Aires) llenitos de básicos que necesitaba: remeras lisas, chaquetas de denim y jeans chupines.

Resumo todas con la palabra MADURAR, que a veces da miedo, pero otras veces es muy linda 🙂